¿Solo una copa?////Priv-Magneto

Hacía ya varias noches que había llegado a la ciudad, rechazado a ese molesto profesor y concentrado en sus propios intereses, era una tarde tormentosa por desgracia, las gotas golpeaban contra el vidrio y hacían ese delicioso sonido que tanto placer le causaban a sus oídos y aunque ese bar no asegurase muy buena estadía se quedo sentada en su mesa, arreglándose su blusa viendo a varias personas hablar a la distancia, nunca le había importado llamar la atención de los hombres pues no los veía como artefactos útiles, eran más como unos perros que marcaban territorio y que con orinar encima o besarles ya se creían sus dueños...¿Una mente un toque feminista?..En lo absoluto, la pelirroja en cuanto los vio acercarse encendió su mano en llamas, frunciendo su ceño molesta por el aroma a licor insoportable que salia de sus asquerosas bocas.

-Les aseguro caballeros, que no necesito compañía. Sonrió, sacudiendo levemente su mano para apagar las llamas y volver a su ración de patatas a medio acabar, mordiéndolas lentamente cuando vio a un hombre llegar al bar, era curioso más no quiso darle importancia y mucho menos a que era la única persona que tenia una mesa de 2 para ella sola en un lugar tan abarrotado donde ya las personas le veían mal por no terminarse la canasta de papas de una vez por todas. -¿Desea algo más? Escucho por parte del mesero que siempre se acercaba a ojear, quizá todo su interés era por el descote en corte en V que tenia su prenda, subiendo su mirar luego de contar las botellas de vino que le ofrecían en la carta. -Una botella de vino, casillero del diablo...No exigiré cosechas...Seria estúpido, pero es todo lo que deseo por estos momentos...¡Oh! y otra ración de patatas por favor. Pidió, dejando ir al hombre que apenas anoto se fue a la cocina como si todo estuviera pensado o planeado.

Una sutil sonrisa se asomo por sus labios, era traviesa apenas vio algo de sal entre sus cortas pero delicadas uñas, lamiéndolas sin ganas de parecer sensual en lo absoluto, succionandolas apenas gruñendo molesta al ver que le tapaban la luz. -¡Oh vamos! ¿Que no encontró otro lugar donde pararse a molestar? Pensó en voz alta, pero frunció sus labios al haberse oído así misma decirlo, volteando entre sobadas a su entrecejo para disculparse viendo a un hombre, el mismo que había entrado con anterioridad y no le dio importancia, algo le decía que no debía acercarse más de la cuenta, pero sus instintos le decían que era un mutante igual a ella, así que tal y como si le conociera de toda la vida, cruzo sus brazos. ¿Quieres tomar una copa conmigo? Le pregunto, arqueando una de sus cejas, sin inmutarse en levantarse de su asiento, arreglando uno que otro mechón de cabello que cubriera su rostro en ese momento, esperando que ese hombre no la viera como una acosadora o prostituta que buscaba compañía, tan solo como lo que eran...Mutantes.

Era una tarde tormentosa en la ciudad la cual me encontraba, había salido a dar una vuelta y caminaba sin un camino fijo sumergido en mis pensamientos. La mayor parte de esos pensamientos eran alrededor de la hostilidad entre humanos y mutantes y sobre todo como estos últimos al ser en minoría eran presionados y sometidos por los humanos.

Esta situación no me agradaba nada, no podía consentir que mis hermanos estuvieran siendo "esclavizados" por unos simples humanos. Debería ser al revés. Somos una especie superior que estamos dotados con variados y diferentes dones que nos hace diferenciarnos y ser mejores que aquellas personas que nos someten. Pero el problema es que están repartidos y dispersados por todo el mundo.

Por ello me gustaría encontrar a mi compañero y amigo Charles pero no era capaz de encontrarle, estaba desaparecido, como si una nube aniquiladora le hubiera borrado de la faz de la tierra.

Finalmente y siguiendo pensando en todo esto, me topé con un bar por el lugar donde me encontraba y como tenía un poco de sed no dudé en entrar en aquel local. Cuando entré en aquel establecimiento vi a varias personas personas tanto en la barra como sentadas en las mesas que los camareros tienen a disposición de sus clientes. Yo sin decir palabra alguna me acerqué a la barra y le pedí al camarero una cerveza fría mientras le preguntaba sí tenían el periódico de hoy. El camarero me atendió lo mejor que puede atender un humano y me puso mi cerveza y me dio el periódico diario.

Se respiraba un ambiente alegre y coloquial en la zona pero a mí eso me daba exactamente igual. Yo iba a mis quehaceres, hasta que una persona, una joven chica de cabellos pelirrojos se acerca hasta mi posición y seguidamente se dirige hacia mí preguntándome si quería una copa.

Por tanto dejo de leer un momento el diario y la miro de reojo, sin pronunciar palabra en un principio. Pero luego la contesto con una gesto serio y frío...

¿Nos conocemos joven?

Espero la respuesta de la joven con anhelo. Aún así la contesto...

Gracias por tu interés pero ya estoy servido...

Una sonrisa completamente crédula se asomo por sus labios al escuchar esa pregunta, el hombre era el típico borracho gruñón que no le agradaba nada, tan solo rodó sus ojos y sonrio burlona apenas continuo. -Oh no, no nos conocemos en lo absoluto, pero ya puedo tener una idea de usted. Se rió, acercando uno de sus dedos al frío vaso calentándolo con su tacto sin decir ni hacer gesto alguno, agradeciendo apenas le dieron su canasta de patatas con una sonrisa crédula. -Disfruta tu cerveza caliente, deberías estar más atento a esas cosas. Guiño burlona, sentándose a servirse su vino en la copa viendo una típica y estúpida película de romance en la tv que si no funcionaba a carbón iba por ese camino, era aburrido si se ponía a ver, disfrutaba de la lluvia, el sonido que hacia al golpear con el vidrio y lo divertido que era dibujar en el mismo.

-¡ELLA! ¡ELLA ES LA MUTANTE QUE NOS AMENAZO! Gritaron los mismos ebrios que le estaban molestando hace poco, estaban tan lejos en el bar que no los escucho en lo absoluto, pero solo se distrajo al ver algunas patrullas y policías acercarse a preguntarle por su identificación, reaccionando lento a todo, dando y explicando su situación, burlándose de los hombres ebrios. -Si fuera un mutante el ultimo lugar al que viniera fuera este caballeros, a demás, no busco problemas a nadie, como pueden ver estoy comiendo y tomando una copa, ellos fueron los que se acercaron a molestarme. Bufo fingidamente, haciéndose la ofendida. -Es normal encontrar alcohólicos por doquier ¿No lo creen? Le explicaba a los policías que solo suspiraban y entregaban todos sus documentos, pidiendo disculpas por las molestias causadas, despidiendolos con un simple agitar de mano, viendo a los hombres con una sonrisa filosa.

Ya estaba cansada ya, se podía notar apenas se sentó en la silla guardando todos los papeles que le hicieron sacar en su cartera, quemando una patata en la mesa esperando ya que escampara, acercándose a la barra a dejar la botella sin acabar. Viendo a la cajera acercarse pidiendo disculpas por la molestias ocasionadas, ofreciéndole algo de comer antes de irse, incluso antes de que la pelirroja pudiera responder ya lo estaba pidiendo, haciéndola suspirar pesado. -Gracias, pero de verdad estoy bien. Insistía, pero era prácticamente hablar con la pared, la mujer ya lo había ordenado y no podía ser grosera, rodando sus ojos sin hacer contacto con nadie en especial, quitándose su abrigo, doblándolo por la mitad en la cartera viendo a la mujer llegar con el plato, la cuenta y un dulce, haciéndola arquear una de sus cejas. -Gracias. Suspiro, pagando todo, arreglando las bolsas hasta escuchar un gran trueno que dejo todo a oscuras, quejándose en voz baja sin inmutarse en traer la luz o por no menos en las velas para que no se volvieran a quejar los malditos borrachos.

Se que mi pregunta a aquella joven no era la más indicada, pero estaba pasando por un mal momento no solo yo sino por mis congéneres. Cuando se despidió de mí y noté que había calentado mi cerveza me percaté que no estaba ante un humano normal sino ante un ser de mi misma naturaleza. Como he podido ser tan inflexible, debía solucionar mi error cuando de repente varios individuos se acercan a ella gritando que era una mutante.

Me sorprendió bastante como se solucionó la situación y lo bien que escapó aquella joven de esos humanos. Al parecer tenía muy buenos talentos y eso me gustaba.

Por ello le digo a la camarera, que todo lo que pida esa joven se lo pagaba yo. Por ello la camerera volvío hacia donde se encontraba la joven y le devolvió su dinero. "Todo lo suyo corre a cuenta de aquel hombre" . Después de eso la miro, y me dirijo hacia ella.

¿Perdona puedo sentarme con usted?. Siento mi comentario de antes, lo siento no paso por un buen momento....

Espero una respuesta afirmativa de la joven y que me perdone por mi brusquedad de antes...

Siguió comiendo incluso cuando la oscuridad estaba en todo el local y el momento se hacia cada vez mas aburrido o simplemente rutinario para ella, estaba esperando un cambio de sus billetes pero de pronto vio los dolares regresarse e hizo que arqueara una de sus cejas crédula, nunca creía en el tipo de personas que te regalaran todo sino tenia o una buena dosis de saliva en tu sándwich o veneno, por ello al escuchar a la mesera decir aquello volteo a ver al mismo hombre que había calentado el licor con una sonrisa ladina, arreglando uno que otro mechón de cabello que cubriera parte de su rostro no sabia si debía agradecer o si simplemente dejar llevar la corriente a lo que saliera, después de todo...No tenia nada que perder.

Como reflejo y simple coquetería de toda mujer, se rió bajo, asintiendo por su pregunta. -No tengo problema en compartir algo de tiempo contigo. Respondió, negando por todas esas disculpas, no había llegado a pensar que un hombre tan serio como le dio a ver iba a ser de esos que se disculpaban tanto en una conversación, con una simple mueca egoísta dio el cambio a sus palabras. -De todos modos, los hombres son ariscos por naturaleza...Y mucho más si son mutantes como nosotros. Dijo con total paciencia, simpleza la verdad, no le importaba mucho hablar de ello...¿Decir que era un mutante? Si...Pueda que le incomodara pero no era cosa de otro mundo, debías aceptarlo incluso cuando no te gustase, por simple curiosidad comenzó a detallar al hombre de soslayo, parecía algo mayor, bastante atrayente, guapo diría ella pero le causaba gracia de cierto modo, su mirada se paseo por ese hermoso perfil que ella mismo detallo con cuidado, sus finos labios y barbilla hasta incluso llegar a ver fijamente sus ojos, dándose un corto estirón en su asiento. -Soy Aglaia por cierto, un placer conocerte. Se presento, ofreciéndole como regalo una brillante, dulce pero ante nada humilde sonrisa, burlándose un poco.

-Lamento lo de tu cerveza, ahora estaremos a mano supongo. Reía, tomándose la suficiente confianza como para sacudirle su vestimenta de algunas pelusas...Y si, era algo perfeccionista cuanto a las personas que le acompañaban eran, las costumbres de cuando era pequeña, arreglar todo en orden, estar siempre preparada para cualquier problema le hizo ser la mujer que era ahora. -¿Y que hay de ti? Pregunto, ladeando su rostro pidiendo un martini seco con dos olivas en la pequeña varita de madera, jugando con su dedo indice en el borde de la pequeña y delicada copa. -¿Cual es tú don? Sonrió, clavando sus orbes sobre el hombre esperando tener alguna respuesta, si es que no la evadía.